La lluvia... no dejó.

Pues, el ingeniero aún mira por la ventana de su chalet, esperando la llegada de los Marielo's; que por razones climatológicas, no lograron su cometido inicial, de reconocer el domicilio, de la entrega de los premios "Mariela d' oro 2010".
Muy temprano, el teléfono de El Capo, informó dos deserciones, debidas a una inclemente tormenta, que hostigaba el sur del valle de Aburrá, nuestros compañeros Byron y Javierín, quienes no pudieron salir de su casa, por la tormenta, mientras sus esposas hipaban con la noticia.
Los demás, logramos reunirnos en donde el Monito, donde comenzaron las dudas, sobre el recorrido, por la oscura nube que cubría la región noroccidental, que era nuestro destino inicial; sin embargo, nos llenamos de valentía, y decididamente, iniciamos nuestra marcha; pero.... muy pronto, tan solo un par de kilómetros adelante, la lluvia, nos detubo, haciendonos escampar en el famoso "Mi Buñuelo", donde sin siquiera haber sudado una gota, El Profe, consumió su primera docena de buñuelos. Entre tanto, los demás, decidiamos el destino, y Morita, se regresaba, para no mojarse.
De forma unánime, unos minutos después, decidimos continuar por el recorrido inicial, y tan solo un kilómetro más adelante, la vía se encontraba completamente seca, lo que identificamos con alborozo; y con jolgorio, apretamos el paso, y.... pinchó Juanca.
La mañana estaba ya muy entrada, y algunos de nuestros compañeros se preocupaban ya, por la reprimenda de la que serían objeto al regreso. El ascenso fue muy 'civilizado', pues la mayor parte del tiempo estuvimos agrupados, tal vez, para impresionar gratamente, a nuestro invitado Andrés, que vino de Bogotá, a compartir nuevamente la pasión por la flaca, con nuestro grupo. Un nuevo percance mecánico, retrasó aún mas la marcha, cerca de San Cristobal.  De ahí en adelante, el recorrido fue placentero, con la novedad de ver al Monito encabezando el grupo, incluso apretando el paso en las pendientes más inclinadas del ascenso, explicó que la estandarización de la altura del sillín, era la responsable...
Al llegar al alto, Juan Diego, se despidió y partió de regreso; los demás, continuamos hasta llegar a San Pedro, atravesando esta hermosa zona lechera, que como de costumbre, hace helar los huesos, y en esta mañana, más que nunca, pues el cielo permanecía encapotado.
Después, vino el aprovisionamiento de energía, y el regreso, pues ya era demasiado tarde para ir hasta Belmira, donde el ingeniero nos esperaba en "Chaleco", su finca. El pausado regreso, solo se alborotó, cuando Paila apretó el paso, seguido por El Médico, y con la inmediata respuesta de Andrés, Cuneta y Tabáres, quienes tomaron una importante distancia con el grueso del grupo, comenzando el ascenso a El Gran Cacao, con suficiente ventaja, para coronarlo por delante.  Unos metros más adelante, nos reagrupamos, y realizamos el descenso calmadamente, y departiendo frivolamente. Sin embargo, nos enteramos de increíbles historias, como el accidente en parapente, que obligó a Andrés a montar en bici, e iniciar esta pasión indescriptible. También, se decidió programar la próxima salida de dos días, que se hará a Amalfi, los días 29 y 30 de mayo.
Como cada salida dominical, llegamos plenos de regreso a casa, y con la ilusión del próximo encuentro, que por ser el "Día de la Madre", será muy corto, a Paso Nivel en la vía al suroeste.