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lunes, 20 de mayo de 2013

Rigo en el Giro.

Es bastante satisfactorio ver como en los noticieros nacionales, se vuelve a hablar de ciclismo; desde hace
ya más de una década, cuando en Zolder (Bélgica), Santiago Botero fue campeón mundial de la contrarreloj, hecho que demostró que nuestros pedalistas no tienen por qué conformarse con las victorias en terreno montañoso, no se hablaba de ciclismo y menos en los titulares de nuestros fastuosos telediarios.
Claro que no es para menos, nuestros ciclistas hacen sentir orgullo y admiración, incluso en quienes no son aficionados a este bello deporte, pero que al ver el admirable esfuerzo que deben realizar estos gladiadores, no pueden menos que entusiasmarse y desearles la mejor de las suertes, y no únicamente a los Colombianos; quienes hemos tenido la dicha de recorrer kilómetros subidos en nuestro caballito de carbono, sabemos que es realmente una tarea titánica que merece el sobrecogimiento de cualquiera.
Pues en esta oportunidad, la carrera por etapas más emocionante del mundo nos ha permitido apreciar el esfuerzo denodado de nuestros compatriotas, quienes de gregarios contratados para ayudar en la victoria de otro (Wiggins en el Sky),  pasaron a candidatos a la victoria final gracias a su demostración de fuerza, pundonor y profesionalismo.

viernes, 17 de mayo de 2013

Último día en la capital!

El fotógrafo los quería decapitar...
El último día en Bogotá, también amaneció radiante, por eso, aunque había sido advertido de un compromiso familiar y que debía llevar a “la negra” al destino donde conocería a su nuevo jinete, decidió acudir a la cita con los anfitriones que tan bien le habían recibido; así que se enfundó su uniforme y a pedalear!
En tan solo dos minutos, el grupo estaba completo, en esta ocasión por no ser día de la madre, se unieron otros tres colegas con lo que ya eran siete, y con gran ánimo  se dirigieron a la salida hacia Medellín, para el plato ciclístico del día; pronto, fueron seguidos por más pedalistas que iban en la misma dirección, formando un grupo considerable que devoró kilómetros rápidamente.  Solamente el paso de Esteban Chávez, hizo que Edwin se adelantara para saludarlo, pero ante el fuerte ritmo que llevaba este, decidió esperar al grupo, que sin menos cadencia rodaba con menor velocidad.
Un repecho de cerca de 600 m. fue el detonante de una debacle, pues varios de los “pega’os” apretaron el paso, adelantando a quienes comandaban el lote, con la inmediata respuesta de estos y acto seguido, todos iniciaron un furibundo sprint, que dejó a la mayor parte a retrasarse, y dejó como vencedor al fortísimo Edwin; en seguida se encontró un pequeño descenso, en el que se aprovechó para reagrupar al grupo, sin embargo, tan solo un par de kilómetros después, fue Fernando quien se detuvo a indagar sobre un ruido que emitía su bici, y solamente fue acompañado por el foráneo.
Al reiniciar estos dos la marcha, Fernando indicó a su visitante que pusiera paso, y en ese momento
alcanzaron a Edwin, quien había disminuido la velocidad, para esperarlos; el paisa continuó a velocidad alta, con el fin de alcanzar a un grupo que les llevaba una ventaja ínfima, adelantando a José, quien también progresaba relajado y posteriormente a los otros tres compañeros que aguardaban su llegada.
Sin embargo, el visitante después de dar alcance a todos sus compañeros, decidió seguir a rueda del lote que había alcanzado y que rodaba a gran velocidad, por lo que se separó de los suyos durante un largo trayecto, que se enteró conducía al municipio cundinamarqués de Subachoque, mientras los demás se reagrupaban atrás. Este lote, conformado por siete ciclistas fue desintegrándose en el trascurso del camino, pues fueron quedándose paulatinamente unos, hasta quedar únicamente tres ciclistas que rodaban a toda máquina; en el momento en que el foráneo pretendió hacer un relevo cambiando de piñón, escuchó como quien se encontraba a su rueda gritaba a quien comandaba la tripleta: “Uriel! Pilas!”, por lo que al pasar, indicó cada irregularidad del asfalto con sus manos, para dar a entender que no tenía propósito de adelantarse, pero entendió que se lo estaban tomando como una carrera por lo que decidió despedirse y aflojar el paso, pero en ese momento, ya habían llegado al pueblo que sería su sitio de retorno: Subachoque.

jueves, 16 de mayo de 2013

Domingo de madres!!!


El día de la madre, fue aprovechado por muchos de los habituales ciclistas para un receso que les permitió visitar a sus progenitoras celebrando su abnegada entrega y desmesurado amor; pero, otros quisieron aprovechar las primeras horas de este soleado día en la capital de Colombia, para rodar sobre sus flacas; fue así como muy temprano se encontraron cerca al monumento de ‘Los Héroes’ seis gomosos, encabezados por Edwin, quienes dieron la bienvenida al foráneo llegado de tierras antioqueñas.
El destino fue la mítica subida a Patios, que para quien viene de tierras lejanas, es una fuerte motivación, pues es la más conocida loma mencionada en todas las carreras ciclísticas que pasan por Bogotá, por lo que el corto recorrido entre el punto de encuentro y la base de dicha subida se aprovechó para compartir puntos de vista e interrogar sobre las experiencias de cada uno sobre el más bello juguete que inventara el hombre.
Una vez se llegó al punto donde inicia el ascenso, Edwin indicó al visitante que serían algo más de 7 kilómetros, a lo que este último respondió con una solicitud que sonó a súplica: “pero subamos suave”, a lo que el primero respondío: “claro”, aunque para sus adentros  se emocionó al conocer el miedo que generaba este alto en su invitado.
Después de subir los primeros dos kilómetros, uno de los ciclistas del grupo se había adelantado doscientos metros, seguido por el tándem formado por Edwin y el foráneo, mientras atrás relajados pedaleaban los otros integrantes del grupo; las primeras rampas presentan un grado de dificultad moderado, que permiten apreciar un verdaderamente impresionante panorama de la ciudad completa, que se asemeja al paisaje que se ve desde un faro, pero reemplazando el agua del mar por concreto y ladrillo, pues hasta donde alcanzan a ver los ojos, todo es Bogotá… inmenso!
Una ciudad que en los noticieros se muestra en completo caos, pero que en una corta estancia como la relatada, se aprecia moderna, activa, progresiva, pujante y muy bonita, aunque sin duda congestionada y con abundantes agujeros en sus calles, aunque nunca comparables con la descripción realizada por el famoso patrullero que en un canal de T.V. muestra la metrópoli como un inmenso agujero rodeado de casas.

martes, 14 de mayo de 2013

Bogotá en bici...

Cuando se dispuso a desempacar su flaca, ya sabía que le faltaba un accesorio para poder ponerla a punto, pues aun encontrándose en el aeropuerto recibió la llamada de Fernando, quien le daba las primeras indicaciones para la salida del día siguiente, en ese momento repasó la secuencia y notó que no había empacado los pedales… pero llegaba de visita a casa de su suegra, es decir que sería un intruso, y siendo más de las 10 de la noche, no tuvo más opción que acostarse en el sitio que le fue indicado, sería una larga noche.
La motivación de pedalear por primera vez en Bogotá, y el entusiasmo mostrado por quienes serían sus anfitriones ciclísticos, le hicieron madrugar más todavía que su despertador, y esperó pacientemente a que los primeros rayos de sol iluminaran la hermosa sabana que se exhibía radiante con los primeros resplandores del amanecer.   Asombrado, asomó sus cansados ojos para apreciar un firmamento completamente despejado, que de no ser por el frío que se empeñaba en sentir su cuerpo, habría confundido con una playa en el Tayrona.
Un aliciente más para no quedarse en casa, observó a su flaca, que sin pedales parecía invitarlo a salir raudo a otro maravilloso paseo; llamó a su nuevo compañero para indagar sobre la probabilidad de que este tuviese unos pedales de repuesto, pero la respuesta en esta ocasión fue negativa, pues como buen ciclista Fernando pensó en unos de enganche, los cuales no tenía disponibles; esto no desanimó al foráneo que de inmediato salió a buscar ayuda con quienes supuso podían tener algún conocimiento del tema, e imaginó que como en Medellín, muchos porteros se transportarían en el caballito de carbono, y así fue.