La doble a La Unión.

Poco a  poco, se empinaba el camino, y un ambiente festivo acompañaba la caravana, que ascendía la cuesta de 16 Km. Muy pronto se notó la dificultad de algunos,  como El Monito, y El Profe, quienes perdieron la rueda definitivamente; mientras el homenajeado por su onomástico: Tabáres, ponía paso de competencia, por lo que cada uno, subió a su propio ritmo, haciendo del camino, un “reguero” de Marielo’s; en un momento entre el kilómetro 12 y 13, las piernas de El Capo, parecieron flaquear, pero, sacó fuerza del coraje, y continuó, y más  adelante,  comentó: “Me iba a devolver”. 

Al reagruparse, en el alto, la mañana pintaba fascinante, el sol comenzaba a calentar el paisaje álgido del oriente Antioqueño, y el entusiasmo henchía los corazones de los valientes ciclistas, reunidos en este domingo.  

Y se cumplieron sus expectativas, un viaje verdaderamente  agradable, los condujo a través, de un fenomenal paisaje, que variaba, entre pastizales, y bosques de pino, pasando por el imponente Tequendamita, un salto de agua que refresca con solo mirar.

El paso por La Ceja, y el ascenso a La Unión, que los recibió con un corto recorrido por pavé,  un alborozado parque central, (nunca comparable con Concordia), y una merienda muy merecida. Desafortunadamente, Tabáres, por los compromisos relacionados con su aniversario, no llegó hasta el pueblo, devolviéndose a tan solo 2 Km.

El regreso, fue pausado, y se aprovechó para departir animadamente, y como en todas las relaciones, donde el afecto aflora, se pudo apreciar una diatriba, un tanto belicosa, entre dos respetados y queridos compañeros. Y es que pareció una “pelea de novios”:” que yo te dije, que no, que lo que me dijo, que mentiroso….” En fín, como tenía que ser, no pasó nada, y después de leer este párrafo, asunto olvidado.

La jornada, sin embargo, dejaría, esta sí, una importante lección, pues en el ascenso a La Unión, dos de los Marielo’s, dieron alcanze al Dream Team, y aunque iban a su paso, con poco esfuerzo, se apuraron a atacar desde muy lejos, perdiendo la oportunidad de “vencerlos” en el alto.

Una mañana dominical, ingente en buenas sensaciones, y en demostrar, una vez más, que el MCLRT, es una perfecta excusa, para departir con los amigos.

El domingo siguiente, los volverá a ver transitar la geografía de este hermoso departamento, y de sus alrededores.