Nuevamente el domingo permitió la reunión de los Marielo’s,
en esta ocasión para realizar el
Aunque no tan numeroso como en otras ocasiones, los trece ruteros
iniciaron el recorrido por la autopista norte hasta el cruce de Soya, donde
viraron a la derecha para tomar la autopista Medellín-Bogotá, comenzando la
primera cota del día que con sus más de 16 kilómetros es un verdadero escollo,
no fácil de superar.
Los primeros en tomar distancia y relegarse del lote fueron
los más veteranos, quienes acompañados por la dama subieron a su paso, sin
forzar demasiado y como unos verdaderos caballeros, permitirían que ante la
reducida fuerza de sus piernas, Anita les tomara valiosos segundos en la cumbre
de este mítico puerto; Rastrojo se excusó en una virosis que lo dejó sin
entrenar durante un tiempo, y Magnelly (Chepe) prefirió callar ante la
superioridad femenina de este reducido tren.
Mientras tanto, en el lote principal, el ritmo sin ser “endemoniado”
si hacía sentir las “piernas templadas”, lo que no impidió que ante la súbita detención
de Bedoya por probable desperfecto mecánico, Médico incitara al ataque y como
siempre secundado por Monito aumentaron la velocidad haciendo un corte en el
lote, que vio como Vampirín se negó a dejarlos partir rodando como siempre a
rueda, y poco después el mismo Bedoya se uniría a este reducto revolucionario;
claro que no sería el último porque unos kilómetros más arriba también se unió
Oscarice, quien desengañado por la no respuesta a su aumento de ritmo en el
grupo, decidió salir en persecución de los renegados que rodaban adelante.
Los demás se limitaron a disfrutar del ascenso y subieron
con un ritmo parejo que les permitió compartir sensaciones y proyectos,
destacándose la parlanchinería de Sigilo, que como siempre le quitó durante
todo el trayecto la palabra al Monito, quien no pudo expresar las pocas
palabras que se le ocurren a ese cerebro sosegado, después de quedarse rezagado
del lote puntero.
La nota discordante del día fue protagonizada (para variar)
por Vampirín, quien después de rodar a rueda durante toda la loma, sin dar un
solo pedalazo en la punta, cuando faltaron solo unos cientos de metros para
coronar la cima, sorprendió con un artero ataque que a pesar de su insulso esfuerzo, fue
respondido por los tres fortuitos acompañantes, quienes llegaron primero que el
susodicho a la cúspide de este tradicional ascenso. Aunque se alcanzó a comentar esta lamentable
circunstancia, ya no se hace un desgaste importante, pues ya el grupo es
conocedor del talante felón de Vampirín y ya no habrá “poder humano” que le
haga enderezar el camino.
La sorpresa fue el excelente nivel exhibido por Gaviotín,
que en pocas semanas ha mejorado significativamente su rendimiento sobre la
bici, se dijo que podría tener relación con sus entrenamientos en días de la
semana con el galeno, esperamos que sea por los kilómetros recorridos y no como
se quiso hacer pensar por alguna “ayuda” adicional que hubiese podido recibir
de este.
La reagrupación no
fue completa en el alto, pues en un descuido de la mayoría, Carlomagno tomo su
flaca y salió volado con el fin de ganar el sprint especial ubicado en el sitio
de avituallamiento a pocos metros de la glorieta del Aeropuerto internacional;
el ardid le surtió efecto, pues a pesar del denodado esfuerzo del Profe en
violenta persecución, al llegar al mencionado sitio, el primero ya estaba
degustando sus viandas preferidas; incluso había dejado “regado” a Sigilo quien
partió con él desde el alto.
Los demás fueron llegando en pequeños grupos, hasta que
estuvieron completos y pudieron departir en el sitio donde además, podrían ver
por televisión la transmisión de la prueba de ruta mayores de los campeonatos
mundiales, sin embargo y para desconsuelo de todos, cuando faltaban tan solo 12
kilómetros para finalizar, la transmisión se cayó y no pudieron ver más…
Luego de este percance, el recorrido se reinició y de manera
sorpresiva, el grupo de la V, decidieron doblar a la derecha para continuar por
el alto de Los Topos, mientras el resto del grupo se dirigió a través de
Llanogrande hacia el alto de Carrizales; por eso, se despidieron de Magnelly y
Rastrojo, quienes se llevaron a Anita, y
de forma inverosímil se les unió también Caleño, que sin razones aparentes
decidió recortar un poco el recorrido.
El resto de ciclistas continuaron el camino mencionado y disfrutaron de
un espectacular clima que a pesar de la altitud, no les permitió sentir frío o
incomodidad en el largo trayecto que los condujo hasta inmediaciones del
municipio de El Retiro, donde nuevamente la carretera se inclinaría para
conducirlos hasta el alto de Las Palmas, y antes el mencionado de Carrizales.
Bedoya tenía como propósito realizar su mejor tiempo en el
alto de Carrizales, por lo que tan pronto la inclinación se hizo elevada,
aumentó el ritmo dejando a su eterno compañero (rival) Vampirín, literalmente
sembrado en el pavimento, el único que intentó seguir su huella fue Médico,
pero tampoco lo consiguió, mientras los demás, tomaban cada uno su paso en este
exigente trayecto, haciendo que terminasen la subida “como botón de chaleco”,
es decir de uno en uno.
La emoción del deber cumplido y de haber compartido otro día
con los amigos, llenó de alegría el alto de Las Palmas, donde nuevamente se
reagruparon y esperaron al último en llegar que para no desentonar fue
Vampirín, osea que su tramoya de atacar, no era más que un famélico intento por
retar a quienes sin duda son mucho más escaladores que él.
En adelante, solamente la despedida y el largo descenso de
este reconocido alto que se hizo con la pausa y laxitud que indican que otra
jornada llega a su fin; extrañó la ausencia de algunos como Animal, Hormiga,
Pala, Juandiego, Leña, Zurriburri, Sancocho, Monstruo, Michelín y tantos otros
que han sido verdaderos baluartes de este prestigioso grupo ciclístico,
esperamos que en el siguiente recorrido estén presentes para dar más alegría a
este egregio lote de osados deportistas.
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