San Pedro de los Milagros... milagro que no lloviera!

En un recorrido poco empleado por el Mariela’s, la mañana comenzó oscura, pues encapotada por una densa nubosidad amenazaba con aguar la jornada de pedal más importante de la semana, pero sin dejarse ‘achicopalar’ un grueso lote avanzó por la carrera 80 hasta la famosa facultad de Minas, donde comenzaría la ascensión más representativa del día.

Después del inicio de la temporada de lluvias, la intimidación del cielo, hizo que muchos pensaran en el intenso frío de las tierras del occidente que llevan al bello municipio de San Pedro de los Milagros, y como una premonición mefistofélica más adelante se vería que el riesgo era cierto.

Fue numeroso el lote en esta lúgubre mañana y los madrugadores de la vía al mar, se asombraban al ver el colorido grupo de 12 pedalistas, quienes con coloridos y disímiles uniformes rodaban presurosos por la destartalada vía; el bullicio avanzaba cuesta arriba, pues el Monito no cesaba en sus mordaces comentarios que hacían reír a la mayoría de los alegres cicloturistas.

Cuando llegaron a “las partidas”, recordaron con añoranza la antigua vía a San Jerónimo que tantas veces les vio recorrer sus recodos y que hace años ya, no pudieron volver a pisar, ante el pésimo estado del asfalto que cubre sus hermosos paisajes de esta zona, después del descuido en su mantenimiento ocasionado por la entrada en funcionamiento del túnel de occidente.

El grupo se mantuvo unido y solamente se comenzaron a notar los kilómetros cuando el parlante comenzó a fallar, viendo a su emisor luchar por no perder la rueda, logro que únicamente consiguió hasta el sector de “las cometas”, donde junto con el Profe, el Monito resintió el alto gasto energético que le significó hablar, hablar, hablar y hablar durante todo el trayecto.

Quien volvió a sorprender gratamente fue Gaviotini, que cada semana demuestra mejoría en su estado físico, tanto que ya se empieza a sospechar que pudo haber heredado las enormes cualidades de escalador de su padre, para quien enviamos un saludo mediante un efusivo abrazo.

Cuando parecía que todo el ascenso se realizaría en total calma, el aumento de la inclinación en la última parte de la loma, hizo que se vieran en primera fila un intratable Bedoya, seguido por Oscarice, Gaviotini, Animal y Médico, quienes realizaron un verdadero embalaje para asaltar la cima del coloso San Félix; los demás llegaron sin esforzarse en extremo, siendo Julián seguido por el trio Zurriburri, Carlomagno y Hormiga, para dejar en la retaguardia a Michelín, Monito y Profe.

El recorrido continuó por los oscuros verdes de esta fértil sabana, que acompañada de un encapotado cielo hacían ver algo lúgubre el paisaje frío de los 2700 metros promedio que transitaban, sin que esto disminuyera en un grado mínimo el jolgorio del lote que se desplazaba platicando alegremente. Pero como era de esperarse, una llamada recibida por el Animal y que hizo que disminuyera significativamente la velocidad (siendo acompañado por el Médico) lo que asusó a quienes rodaban adelante, acelerando de tal forma que el grupo se desintegró rápidamente.

Los pedalistas ávidos de sacar tiempo a los mencionados, alcanzaron rápidamente a Profe y Monito quienes habían iniciado el descenso antes que el resto del grupo, dando buena cuenta de ellos; desde atrás, ante el abandono del Animalito (se regresó al parecer por atender alguna cuestión familiar) el Médico perseguía con todas sus fuerzas, sin que fueran suficientes para alcanzar a los primeros en llegar al municipio lechero, que fueron Bedoya, Gaviotini, Oscarice y Julián; pero poco después fueron llegando los demás ruteros, quienes ante el amago de lluvia y la oscuridad tormentosa de la silueta de sus calles, hicieron inmediatamente el retorno sin siquiera entrar al área urbana de San Pedro.

Cuando ya habían decidido detener la marcha para degustar algún canapé en el primer estadero del camino, resultó que no había nada para comer y decidieron continuar hasta el siguiente, con tan mala fortuna que unos metros después de reiniciar la marcha, la lluvia se dejó caer con todo el frío que provoca en estos parajes de clima helado.

Afortunadamente cerca encontraron otro quiosco que les recibió calurosamente, siendo incluso atendidos con un dulce típico de la región consistente en cuajada (especie de queso) y mela’o (dulce de panela) que recibieron como cortesía; inmediatamente las viandas comenzaron a ser degustadas y la amena charla acompañó al grupo por los siguientes 70 minutos, tiempo en que estuvieron en dicho restaurante, acampando mientras amainaba la tormenta.

Hubo tiempo para variedad de temas, pero como siempre, los más significativos giraron alrededor de las bielas, específicamente el recorrido para la semana santa del año venidero, que muy probablemente será el realizado hace un par de años y que incluirá el famoso alto de Páramo de Letras, coloso que ha visto ‘caer’ a grandes figuras del ciclismo mundial.

También se habló sobre la reunión de gala: Premios Mariela’s d’oro 2014, que será en los primeros días de diciembre y será el evento que cierre con broche dorado un año más de ciclismo dentro del lote Marielo’; claro que lo único en que se pusieron de acuerdo fue en la fecha, pues a pesar de llamadas realizadas por Michelín, no se pudo concretar el lugar para tan magno acontecimiento.

Después de la amena tertulia, el retorno fue posible pues la lluvia cesó, reiniciando la marcha para darse cuenta que solamente había llovido en el filo de la montaña en que habían comido, pues pocos metros después el pavimento se encontró completamente seco y seguiría así hasta las mismas calles de Medellín, donde incluso volvió a brillar con toda su intensidad el astro rey.

Esperamos que el clima continúe siendo aliado para las sagradas rutas dominicales y esto anime a quienes no pudieron acompañarnos en este feliz recorrido; claro que algunos como Vampirín seguirán ‘acobardados’ ante su deplorable rendimiento deportivo; sin embargo, lo esperamos como a todos los demás que incluyen a Leña, Monstruo, Magnelly, Pala, Cuneta, Juandiego, Barriga, Sancocho, Rastrojo… bueno, todos nuestros apreciados compañeros de camino.