No
podía faltar un buen número de gomosos, que no pudieron evitar finalizar el año
sentados en sus sillines, por lo que fueron inicialmente 8 los reunidos en el
Palacio para iniciar la última salida oficial del MCLRT; claro que como era de
esperarse ante la ausencia del Capo, los compañeros, exceptuando a Morita,
Pala, Rastrojo y el Profe, llevaban casacas de distintos colores, que harían
retorcer las entrañas del insigne fundador del grupo.
Entre vestimentas que iban
desde un descolorido Mercatone Uno de Chepelimón, hasta el oscuro Sky de Urrao,
pasando por el “casado” multiétnico de Morales o el elegante Highroad
del Vasco; se confundieron los distintos uniformes Mariela’, que recordaron
temporadas desde el 2009 hasta la fecha. A medida que se unían nuevos miembros,
se apreciaron uniformes del UNE-EPM en el Animal y un navideño rojo de Pantani,
mientras orgulloso el Médico desfiló en su nuevo Mariela’s uniform cycling
route, que estrenó después de volver añicos el primero en una de sus habituales
visitas al adoquinado.
Al comenzar la zona rural, abandonando el municipio de Bello
por la autopista norte, todo era relax y alegría en el grupo, tanto que un lote
de jovencitas patinadoras, rebasó al aletargado combo Marielo’, sin que ello
hiciese mella en los espíritus vacacionales de quienes rodaban
pausadamente; y el ritmo continuó incólume hasta un poco más adelante del
primer peaje, cuando el Vasco y el Médico, apretaron el paso siendo seguidos
por los demás como para variar ‘a rueda’, por lo que nuestro nuevo integrante,
comentó: “ahorran más que el banco central europeo, estos chavales, eh!”.
Al llegar a
Hatillo, Morita, Rastrojo y su acompañante, se despidieron huyendo a la cota
que se aproximaba y continuando para Barbosa, donde se encontrarían de forma
casual con Michelin, que por razones obvias, también le huye junto a su hermano
Barriga, a los incontables ascensos que engalanan la geografía del valle de
Aburrá.