Link de nuestro patrocinador: http://www.escueladebellezamariela.edu.co/

lunes, 17 de octubre de 2011

La Unión!

Fue difícil despegarse de las cobijas en esta muy fría mañana; pero, las ganas de compartir con el grupo fue mayor y esto hizo que cerca de 15 Marielo’s, se encontraran en el hotel Inter, que a 4 Km de iniciado el ascenso a Palmas se veía más solo que nunca.  Ya algunos, habían iniciado el ascenso con anterioridad, por lo que iban más arriba, y Gaviota junto a Pantani, decidieron subir por el túnel, para rodar por más kilómetros por terreno llano a la altura del oriente Antioqueño.
Los demás, iniciaron el duro ascenso a Palmas, que sigue siendo uno de los más populares para quienes practican este sublime deporte, por lo que el grupo vio a muchos colegas a lo largo de la ruta, y otro tanto que al pasar en sus automóviles, pitaban y saludaban al reducido grupo.
Poco a poco se fueron rezagando los menos fuertes, aunque el paso impuesto por el Monstruo y Carlomagno se suponía relajado, fue lo suficientemente fuerte, para que Profe, Monito, Pachobalas, Ronjano, Masajes, Zurriburri, Médico, Sancocho, y en la parte final otros, se quedaran retrasados.
Ya en el alto, el reagrupamiento permitió la despedida de Paila, quien por razones laborales, deja la ciudad durante por lo menos 6 meses, y sinceramente todos le desearon la mejor de las suertes en su nuevo rol, y este repitió que espera que el grupo programe alguna salida a tierras de Caldas, para poder compartir nuevamente con el lote, del que hizo parte durante más de seis años.

Al continuar el recorrido programado, un desperfecto mecánico del Monito (que por ir atrás del lote, solo presenciaron Araque, Oscarice y Médico), obligó a este distinguido y jocoso integrante del grupo a regresarse, acompañado de Araque que decidió acompañarlo; los demás, al ver la falta de los cuatro compañeros, esperaban al terminar la bajada hacia El Retiro, y fueron informados de la pérdida de los dos primeros ciclistas en el día. Se continuó con frío intenso hacia La Ceja, pasando por el Tequendamita, y en este punto ya había un grupo delantero que no se detuvo a esperar en el descenso, y que formado por Profe, Masajes, Juangui, Sancocho, Juanduque y un invitado de este, que presentó credenciales para pertenecer a este selecto grupo; rodaba a tope, al ser retado por otro grupo de ciclistas.
Una vez se terminó de subir esta “tachuela”, el Médico pareció sentirse avergonzado por su lamentable subida en Palmas, y al parecer para sacarse el clavo, lanzó un ataque que no conmovió a nadie en el lote, por lo que se fue en solitario hasta La Ceja, en donde por fin logró alcanzar a los fugados, a quienes invitó a continuar sin dejarse alcanzar del resto  del lote Marielo’; y esta decisión fue la causa de la desbandada del día, pues ante las negras nubes que cubrían la montaña que separa a este municipio de La Unión, que era el destino elegido, el lote principal decidió no hacer el trayecto completo, y paró a realizar la ingestión calórica en el famoso “Candilejas”, en pleno parque de La Ceja.
Todos, incluyendo Sancocho, quien fue el único que no le comió bomba al Médico y esperó, degustaron las viandas de su gusto en el sitio indicado, mientras Chepelimón, Pachobalas y Patricia, también iniciaron el ascenso, para descubrir, que las nubes no trajeron lluvia a la vía por la que subían relajados; el Médico, una vez se inició la subida, se marchó a toda la velocidad que le permitían sus piernas, ante la presencia de otro grupo de cerca de 15 ciclistas, que vio un poco más arriba, y tras rebasarlos, continuó sin mirar atrás, para ya muy cerca de la cima, se cruzó con Pantani y Gaviota, que ya se regresaban; además, fue notificado vía telefónica, de la decisión del resto del pelotón, por lo que bajó anunciando a todos, que los demás no iban a subir.

No hubo acuerdo en el sitio de avituallamiento, y ante la larga pausa que ya cumplía el grupo que no terminó la etapa, decidieron regresarse “antes de que los cogiera el agua”, y al levantarse vieron llegar a Gaviota y Pantani, que ya se disponían a ingerir sus alimentos; sin embargo, esto no cambió su resolución, e iniciaron la marcha de regreso, en el preciso momento que llegaba el Médico, quien decidió entonces no detenerse a nutrirse.
Al subir El Nano, ya el agua estaba cerca, y Urrao comunicó que venía en sentido contrario, al salir muy tarde por la tremenda trasnochada que tenía; al detenerse a esperar a Carlomagno y Zurriburri, que pararon para una pequeña reparación, se decidió dar la oportunidad al único presente que no había ingerido alimento, de probar bocado en la pequeña tienda que tenían a mano, por lo que todos descansaron nuevamente, con el ánimo de reagruparse con el grupo que venía atrás.  El pobre Marielo’ con hambre, no encontró más que gaseosa en dicho establecimiento, y rogó por cualquier harina, por lo que gustosamente la propietaria compartió la parva que guardaba para un emparedado.
Gaviota y Pantani, decidieron continuar e invitaron a los demás a hacerlo, pero, en este momento ya caía una pertinaz llovizna en este sitio, por lo que los demás decidieron permanecer allí, deleitándose con las ocurrencias de Pala y el mismo Carlomagno; un momento después llegó Urrao, quien conminó al grupo a dar la espalda al Médico, quien vestía un uniforme diferente al del grupo (Geox), y este le explicó que el uniforme nuevo se encontraba en garantía, lo que no convenció a nadie.

Al fin dejó de caer agua, y el regreso se hizo a paso de tortuga, hasta que se reintegraron Juangui, Profe, Juanduque, Invitado, y Chepelimón, que si pararon en La Ceja a desayunar; ya se insinuaba la subida a Carrizales.
El ascenso fue medianamente distendido, excepto por el Médico, que decidió acelerar para ascender con otro reducido grupo de ciclistas, a quienes pensó poder vencer, sin medir adecuadamente sus posibilidades, por lo que fue vencido por uno de ellos en el alto.  Los demás, subieron cada uno a su paso, para reagruparse definitivamente en el alto de Las Palmas, y compartir las últimas impresiones del día.
Una vez más, todos con una enorme sonrisa, llegaron a sus casas, para continuar dibujando en su cara, la felicidad plena que ofrece el deporte con un grupo tan extraordinario de seres humanos, como lo es el MCLRT.

1 comentario:

  1. Todo ok, menos la tremenda anarquía en este recorrido. Claro que nadie tiene la culpa de que a San Pedro no le guste el ciclismo!!!

    ResponderEliminar

Bienvenido, tu comentario será publicado en poco tiempo...