Manizales nos acogió con un poco de lluvia, que pronto fue reemplazada por una agradable temperatura, que nos permitió una vez instalados, salir a turistear. El albergue elegido, resultó cómodo y acogedor, aunque con el cansancio acumulado, nos pareció un verdadero palacio, y nadie se quejó del lugar que le tocó.
No hubo almuerzo, en vista de la hora, así que se decidió solamente cenar, y lo hicimos en el centro, en un lugar donde ya conocían a nuestro grupo, por visitas previas. Claro, encontrar el lugar, fue una odisea, debido a una desorientación grupal, que pudo deberse al cansancio mental, que nos aquejaba. Incluso se escucharon sugerencias de caminar casi 30 cuadras, lo que sin duda fue un inequívoco síntoma de delirium. Ya en el restaurante, la vianda fue abundante, y el servicio individualizado; algunos fueron sorprendidos con la devolución de la propina, se dice que el mesero, no quiso dinero de Villegas, quería mucho más.
La noche fue tranquila, y la mayoría dormimos como bebés, claro, los que se sabe se levantan en la madrugada, no podían desentonar, y lo hicieron, para ver como se desprendía el cielo en forma de agua, y amenazaba con retrasar la hora de salida. Y eso fue lo que ocurrió.
El sueño profundo y el desayuno, casero, nos devolvieron la energía, así que después de departir efusivamente, y programar el recorrido, iniciamos esa nueva etapa, de cerca de 200 Km. y que incluía otro de los colosos, el alto de Minas, por la vertiente de Pintada.
Inicialmente, el recorrido se hizo en forma uniforme, conocedores de la gran distancia y la dificultad que nos esperaba, nos la tomamos con calma, y rodamos en forma bastante armónica y organizada, superando los tramos entre Manizales e Irra, y desde allí a Pintada, en donde nos reaprovisionamos de calorías, para la prueba del día, que era el ascenso. Una vez iniciada la cuesta, algunos tenían sed de “revancha”, al no haber llegado primeros a Letras, esto hizo que tomaran las de Villadiego, una vez comenzó la famosa Quiebra, el Animal y Fastástico abandonaron el lote, y un poco más adelante, lo haría Villegas, tal vez con la intención de revalidar su gran condición.
Quienes quedaron agrupados, decidieron literalmente esperar al Médico, quien ascendió en forma tan penosa, que se llegó a comentar, que sería “humillado” por el Profe, quien sí permanecía en el grupo, y se le veía muy fuerte; sin embargo, la ilusión se esfumó un poco más arriba de Santa Bárbara, cuando sorpresivamente, el Profe, decidió poner pie a tierra, y subirse en el vehículo acompañante, todo parece indicar, que quería ser desvestido nuevamente.
En el alto, el Animal se regocijaba con la gloria, mientras Villegas aseguraba que estaba esperando al grupo, y Fastástico a pesar de su esfuerzo, no logró dar cacería a el Animal, que dejó su mejor presentación, para la cumbre que conocía. El resto del grupo, llegó a unos 15 minutos, y celebraron una gesta inolvidable. Este grupo, estaba conformado por Leña, Capo, Zurriburri, Monstruo, Juangui y el Médico; y ya reposado en el carro, se encontraba el Profe.
La línea nos espera………………
Médico por que no se anima a escribir la crónica de su "suplicio" o viaje de Medellín a Mariquita incluyendo la canallada que le aplico el obeso Judas Iscarioti.
ResponderEliminarEstoy seguro que, despues de ser leido por el público, seria uno de los dramas más impactantes en la historia de la humanidad!!!