Puente ciclístico.

Lote compacto, estaba hasta Villegas

La llamada de Urrao preguntando si había salida, fue el primer indicio de que aún se encontraba muy mojado el pavimento en algunas zonas, pero, el deseo de encontrarnos a pedalear, fue mayor, y por ende, la asistencia masiva.

Morita, Morita...

Poco a poco se comenzaron a insinuar las primeras rampas que conducen al mítico alto de San Félix, y los nervios de algunos se crisparon pensando en el último kilómetro, conocido como “el gallinero” por la avícola que se encuentra en su margen derecha, y es que con las piernas ya pesadas por los kilómetros previos, y el intenso frío de la zona, se convierte en un escollo difícil de superar, y si le sumamos los deseos de no dejarse ‘sacar’ de los compañeros…

La bruma, con excelente temperatura

Sin embargo, se volvió a presentar la extraña alianza entre quienes desean ver el grupo compacto, y se montó un paso redondo que permitió seguir escuchando los graciosos disparates del Monito, que mientras tenga alguna reserva de glucosa, no se calla!.  Solamente en la última parte del ascenso, y justamente donde como se mencionó previamente, se inclina más la cuesta, el Médico, tozudamente apretó el paso, lo que motivo la respuesta de quienes se sentían más briosos, y se volvió añicos la concordia.  Debemos aclarar, que no fue el Médico quien coronó primero el alto, y se vieron muy bien preparados a Cuneta, Pala, Juandiego, Urrao, Paila, Animal, Henao y Carlomagno, mientras quienes cedieron terreno, llegaron con muy poco retraso, y Morita, Monito, Masajes, Villegas, Zurriburri, Pachobalas y el Profe junto a Patty, hicieron esperar muy poco tiempo a los punteros.

La travesía que separa este alto de San Pedro, permitió una fuga, que llevó a Juandiego, Morita, Henao, Cuneta y Masajes, a sacar la ventaja suficiente, para pasar primero por el municipio mencionado, donde además, desertaron Morita, Magnelly y Patty. El Médico, se unió a la fuga poco antes de la despedida de estos tres integrantes, y continuaron rumbo a Belmira, acercándose cada vez más a las grises nubes que amenazaban con dejar caer toda su carga hídrica; y así ocurrió, poco antes de llegar a la finca del Ingeniero, se comunicó el grupo de atrás, e indicó que se deberían devolver, dando al traste con las intenciones iniciales.

Bien puedan, tómense un tintico

En el preciso momento del obligado retorno, se desgajó un señor aguacero, que obligó al grupo en pleno, a escampar en una humilde vivienda de la zona, donde amablemente, recibieron un “tinto” bien cargado, que cayó bien a todos, pero más a Paila, pues temblaba como un enfermo de Parkinson, y tenía los labios y pulpejos cianóticos.  Se aprovechó para ponerse al día con la próxima marcha ciclística, que se hará a Puerto Berrío, y se conocieron detalles respecto al elogiado cambio de look, de Carlomagno, quien después de 30 años se afeitó el bigote, y Juandiego que por primera vez, lo hizo con sus piernas; fue por recomendación de Hernán Zajar.

Además, recibimos la cordial invitación de la dueña de casa, para pescar en la hermosa quebrada que bordea el camino, y casi se le salen los ojos a Urrao, cuando ella misma le informó que sacan abundante trucha de la misma.

Al reiniciar la marcha, en su interina condición de reportero gráfico, el Médico quiso realizar unas instantáneas con ángulo nadir (eso se dijo), pues rodó por el suelo con la cámara en la mano, sin embargo, aún no se conoce el resultado fotográfico de tan extraña toma.

Ya se había comido la mitad !!!

En el restaurante internacional “Whympi”, ya en San Pedro, pudimos apreciar nuevamente, el incontenible apetito del Profesor, que aunque suene imposible, fue vencido otra vez por Urrao, quien degustó un pequeño enjundioso embutido de 50 cm. de largo.  Sorpresivamente, se presentó en este sitio Fastástico, quien llevaba un uniforme “sui generis”, que conocimos hace algunos años, en una salida a Amalfi, y cuya característica es que el tórax se articula con el fémur; él nos informó sobre la infortunada caída del Cóndor, que produjo la rotura de su ala derecha, manteniéndolo incapacitado para la bici; esperamos que bien con la cirugía o con la inmovilización temporal, pueda pronto volver a surcar los altos riscos de nuestra bella geografía, con sus alas sobre el manilar de la cicla.

 Con la llenura que nos produjo a todos ver tan plausible acto de ingestión energética (Urrao), el retorno se predecía muy lento, y así fue.

Uff, que cansancio...

Empero, como no falta el pajarraco, y casi siempre es el mismo, pues se produjo la consabida y consentida fuga, que fue neutralizada por el intempestivo cambio de ritmo impuesto por Paila, Urrao y Pala, quienes pasaron de largo al Monito que trataba de seguir la rueda de Fastástico, quien también vio pasar a los mencionados, seguidos de cerca por el Médico, y un poco más atrás en feroz persecución a Cuneta, Henao y Juandiego.

Y entonces sí, solo entonces, al llegar de regreso al alto de San Félix, se produjo la distensión completa, para descender sin angustias y terminar la primera etapa del periplo de este primer puente del mes.

Al día siguiente, algunos de los invitados, no consiguieron el permiso de sus consortes, con lo que se redujo parcialmente el lote, que fue ajustado con nuevos personajes que como el Animal si se hicieron presentes.  También, en el trayecto de ida, se volvió a contar con la presencia de los “exguacharos”, que con Leyva, Marín y Bedoya, fueron los encargados de destrozar la armonía del grupo, para rodar a un paso cercano a los 50 Km/hora, lo que llevó a rezagarse a Patty, y con ella se quedaría el Profe, mientras que Pachobalas, respondía a la provocación con un paso aún más fuerte, que permitió  llegar a Barbosa mucho antes de lo proyectado. En esta ocasión, Urrao prefirió una mesa independiente, para poder descargar su pedido alimenticio completo, el cual afortunadamente en esta oportunidad, cupo en la mesa.

Se convino realizar el trayecto de regreso a paso relajado, y subir Palmas al llegar nuevamente a Medellín, por lo que fuera de las risas que extrajo el Monito con sus inusitados comentarios, no se presentaron incidentes que comentar. Ya en el regreso, se despidieron Patty, Zurriburri y Masajes, quienes expresaron su limitación en tiempo para acompañar al resto del grupo en el ascenso del día.

El ascenso fue distendido, lo que no limitó la pérdida de tiempo del Monito y Pachobalas, que a pesar de esto, fueron considerados los héroes del día, y sobradamente ganaron los puntos de la combatividad. Nos cruzamos con Gaviota, que bajaba en compañía de un viejo conocido, lo que negó rotundamente la excusa que se había mencionado sobre la causa para la ausencia de este integrante, que era un supuesto paseo.      Al llegar al puente del Tesoro, el líquido era escaso en todas las caramañolas, y los integrantes del Mariela’s, se miraban unos a otros buscando un poco de agua, que no llegó.  Carlomagno, Profe y Juandiego, decidieron bajar por la loma de Los Balsos, y el resto del grupo lo hico por la misma vía por la que se ascendió.

En la glorieta de San Diego, desapareció el Monito, quien buscaba desesperadamente un poco de agua, y se recibió información, que lo vieron de rodillas sorbiendo un gran charco que se había formado la noche anterior cerca de la mencionada intersección vial.

La próxima vez, si le damos duro!

Toda la alegría y desparpajo que disfrutamos cada semana, nos permitió quedar listos para las largas jornadas de labor que nos esperan, y esperar con ansias el siguiente encuentro, que deberá ser el próximo fin de semana. Esperamos y deseamos la recuperación de Oscarice, para que pueda asistir, y estrenar por fin el glorioso uniforme Marielo’, que confirma una vez más, que indispone radicalmente a quienes lo reciben por primera vez. También aspiramos que asistan Monstruo, Leña, Frank, Pantani, Juanduque, Omarduque, Gaviota y demás farisaicos que faltaron en esta ocasión.

Un enorme abrazo, desde la sala de redacción y un gigantesco agradecimiento, por permitirnos compartir esta pasión por las dos ruedas.