Crónica, lunes festivo.

“Mas hay también ¡Oh Tierra! un día... un día... un día... en que levamos anclas para jamás volver... Un día en que discurren vientos ineluctables ¡un día en que ya nadie nos puede retener!”
Este pequeño fragmento del poema escrito por el ilustre Santarrosano Porfirio Barba-Jacob, nos recuerda que cada día debe ser vivido como el último, pues como reza el Corán, libro sagrado de los musulmanes: “Nadie sabe lo que sucederá mañana, ni ser alguno sabe en qué tierra ha de morir”, y atendiendo a este planteamiento, aunque con reducida convocatoria, el ánimo de los 11 ciclístas que se dieron cita para dirigirse a la tierra del poeta Antioqueño, fue festivo.

La autopista norte, se sentía algo lúgubre, no solo por el intenso gris oscuro que encapotaba su cielo, sino, por el reducido número de compañeros que pudieron asistir a la que sería una estupenda salida; el acostumbrado gentío de más de 20 ciclístas, hizo sentir vacío al inicio de la jornada; sin embargo, pronto se disipó al iniciar el ascenso al alto de Matasanos, en donde floreció el colegaje, y se subió a ritmo pausado la mayor parte del trayecto, observándose al suplente del Animal adelantarse, para realizar las fotos que ilustrarían nuestra excursión al norte del departamento. Los más de 14 kilómetros de subida, sirvieron para departir y animar a los únicos que sufrieron con el paso del grupo, mientras un invitado se adelantaba con la ilusión de llegar delante de los Marielo’s. Los ciclistas rezagados eran el Zurriburri, quien después de su periplo turístico por USA, llegó sin forma, y el Profe, quien como es acostumbrado, se dedicó a comer la mayor parte del trayecto.

Los comentarios indicaron que la temporada del Profe llegó a su fin en marzo, sin embargo, conocemos el tesón de este tradicional Marielo’, que lo llevará cumplidamente a los más lejanos destinos programados. En esta oportunidad la ausencia de los pájarracos (Mono me copia?), permitió disfrutar más de la mitad del trayecto en paz, pero, cuando al saberse descolgados definitivamente a los dos colegas mencionados, el paso fue cada vez más fuerte, haciendo que poco a poco, se presentara el conocido desglose de los Marielo’s en la carretera. Como era de esperarse, Pantani comandó el grupo, al que solo atinaron a seguir Leña, Carlomagno, sorprendentemente Médico, y un nuevo integrante, quien fue presentado por el Capo, como Longaniza; claro, refirió que el alias fue dado a conocer por Sancocho, quien lo conoce de atrás.

Una vez llegaron los últimos pedalistas al alto, se reinició la marcha, en esta ocasión comandada por Gaviota, quien realizó un tremendo esfuerzo impulsando en el trayecto de ascenso a los más rezagados, que incluían a Pala, quien aquejado por una sinusitis se encuentra en antibioticoterapia, lo que ha visto reducido su rendimiento. Aunque el trecho hasta Santa Rosa de Osos, es aparentemente quebrado, se va siempre con tendencia a subir, y esto hizo que nuevamente el grupo se seleccionara, para llegar con pocos minutos de diferencia entre los primeros y los últimos, todos dentro del horario previsto.
Gaviota indicó que el estadero que se había planificado, era autoservicio, y nos evidenció las ventajas de ser atendidos en la mesa, por lo que avanzamos otros 500 metros, para realizar el respectivo aporte calórico y nutricional, a nuestro en el momento maltrecho cuerpo. Longaniza informó que no conocía su remoquete, por lo que se solicitan opciones para definir el mejor, incluso, se escuchó mentar el parecido de Juan con Don Ramón, el del chavo.
Algunos consumieron viandas, como si al llegar a casa, no hubiese nadie esperándolos, y fuese la última comida en varios días, ese fue el caso de Gaviota, Leña, Profe, Sancocho y Pantani; aunque negaron haber sido abandonados por sus seres queridos. El regreso se realizó rápidamente, pues la tendencia hacia abajo del recorrido, así lo permitía, y los más arriesgados, tomaron cierta ventaja en el descenso, permitiéndoles llegar anticipadamente al alto de Matasanos de regreso. De ahí en adelante, con paso crucero, que sin ser muy intenso, nunca bajó de los 30 Km/hora, facultando al grupo para avanzar raudo hacia el destino final; sin embargo, un poco después del Parque de las Aguas, comenzaron a rezagarse en los repechos el Zurriburri y Pala, lo que impidió al grupo notar cuando el primero sufrió un percance mecánico, quedándose en compañía del Médico, quien fue el único en notarlo; esto hizo retrasar el itinerario en cerca de media hora, pues para solucionar aunque temporalmente el daño en la bike del Zurriburri, tuvieron que acudir infructuosamente a varios sitios, hasta que en la bomba que hay cerca de El Rancherito, un profesional del volante (léase camionero), prestó la herramienta requerida, y pudieron continuar el recorrido, para alcanzar al resto del grupo en Niquía, donde esperaban pacientemente.
Sin embargo, pocos metros adelante, nuevamente se desprendió la biela izquierda del Zurriburri, por lo que tomó la decisión de llegar a casa en automóvil; los demás, continuamos alegremente, sabiendo superada una nueva jornada de intenso ciclismo, turismo y compañerismo; además de esperar una mayor concurrencia en la próxima salida en una semana.
Se decidió, además, por motivos de seguridad, no publicar por este medio el destino elegido, por lo que seguimos en contacto por otros medios más personalizados, para definir los recorridos. Esta decisión, se debe a la intensa ola de asaltos a ciclistas en nuestro entorno.
Aclaramos, que las crónicas seguirán acompañándonos, así como la reportería gráfica, para lo que hacemos un cordial llamado al Animal, que en esta ocasión, no cumplió su función, y hasta el momento, no ha acercado la correspondiente incapacidad médica.
Gracias a todos, y no olvidemos el día del agua….