Un muy numeroso grupo ciclístico, se vio rodar por la autopista, para iniciar el ascenso al alto de La Sierra, en la carretera Medellín-Bogotá, y algunos perseguían para dar alcance al mismo, después de haber salido un poco tarde; la primera parte de la cuesta, fue tomada con calma, aunque con un paso redondo, dirigidos por Gaviota y un sorprendente Sancocho, que hizo alcanzar a varios pedalistas que transitaban por la misma vía, e intentaron seguir infructuosamente el paso del pelotón Marielo’.
El ritmo fue aumentando paulatinamente, lo que relegó a los primeros compañeros, incapaces de permanecer en el paquete principal debido a su bajo estado de forma, Juangui por la recuperación de su trauma de rodilla, que a juzgar por lo visto, va “viento en popa”, Zurriburri que después de su periplo turístico por el país del norte, perdió buena parte de su conocida forma, Frank, que no despega y Pachobalas por arrastrar el lastre adiposo de sus cerca de 100 Kg. Un poco más arriba, se quedó Chavela, ya se veía perder el paso a Masajes, y después de ser alcanzado Morita, que con la más gallarda dignidad sostuvo el paso del grupo por algunos kilómetros; a esta altura, ya habíamos superado la mitad del puerto, cuando por esos insondables avatares del destino, Pala decidió rodar por el asfalto de forma poco refinada, se rumoró que su única intención era la de no entregar el cuadro de la flaca en buen estado a su nuevo propietario. En ese momento, hizo su aparición Ronjano, quien laboriosamente logró dejar nuevamente a la flaca funcional, para continuar el recorrido.
Una vez en el alto, y habiéndonos reagrupado, se dio inicio a la segunda parte de la jornada, realizando la travesía que nos llevaría a la bella región de las represas, tan azotada por la violencia y que hoy nos muestra el empuje de su hermosa gente. En este trayecto, se despidió Juangui y Pachobalas, quienes se devolverían por el aeropuerto para ir recuperando forma poco a poco; el ritmo del colectivo era relajado, principalmente a la espera de Masajes, quien se retrasó para poner a punto sus llantas, que habían perdido algunas libras de presión, y claro, de inmediato se obtuvo la explicación para tan misterioso hecho, la culpable fue la fuerza ejercida por el peso sostenido por la llanta, que hizo que se filtrara el aire a través de los poros del neumático. Se observó impaciente al Profe, quien miraba hacia atrás insistentemente, con deseos de demostrar que no sale únicamente a comer; hasta que al llegar Masajes al abrigo del clan, lanzó un furibundo ataque que fue seguido solo por Médico y Búcaro, y a quienes se unieron Pantani y un invitado, que habían tomado alguna ventaja. Estos cinco ciclistas rodaron a ritmo de competencia logrando una buena diferencia respecto al grueso, lo que increíblemente no impidió que Paila les diera cacería una vez superaron el municipio de Santuario, comentando, que Masajes venía a su rueda, pero no resistió el fuerte paso de nuestro compañero.
Mientras en el alto cinco de los fugados esperaban al “platoon” Marielo’, el Profe decidió continuar hacia abajo, con el argumento de su bajo desempeño en este terreno, lo que no sorprendió a nadie, hasta comprender, más tarde, las verdaderas intensiones del insigne “muela de oro”. En este punto, se regresaron Omarduque, Zurriburri , Frank y Ronjano, pues estaban sin fondo, y se acobardaron, incluso el primero intentó convencer e incluso sobornar a Masajes, con la invitación a viandas dignas de un rey, pero este último fue suficientemente decente, para negarse a la tentadora invitación.
Cuando se arribó al sitio de aprovisionamiento en Santuario, encontramos al Profe, quien había sido visto la última vez durante la bajada, cuando este ya iba subiendo, y por fin se conoció su motivación para adelantarse: no quería ser visto ingiriendo la bandeja con doble pescado y el calentado que se dijo había devorado antes de nuestra llegada. Mientras, los demás degustaban minúsculas raciones, el Mono como consta en las fotos, se engulló una sopa de vértebra, un calenta’o con carne de burro, unos huevos revueltos, una arepa con queso, un chocolate y una agüepanela… hasta hubo que completarle con monedas para que pudiera pagar la cuenta, y el dueño del kiosko decidió cerrar, pues ya no tenía nada que ofrecer.
El descenso sobre la flaca, es siempre un verdadero placer, y el grupo supo degustar los 16 km. para continuar junto, hasta que Masajes nuevamente vio como su llanta trasera sucumbió hasta dejar el rin rozando con el pavimento, obligando la detención hasta reparar el mencionado daño; y continuar una vez solucionado el percance.
Otra excelente etapa, caracterizada por el buen clima, que permitió gozarnos la bicicleta, compartir y eliminar tantas tensiones que nos mantienen estresados en la semana. Para la próxima salida, esperamos nuevamente la participación de todos, y que el ambiente festivo siga siendo el aliciente para continuar con nuestras labores con ánimo desmesurado.
P.D. Antes de terminar, no podía dejar de ofrecer disculpas a Canario?(invitado), si por cualquier razón le hice sentir incómodo, en ningún momento hubo esa intención. Recordemos la famosa frase de Cayo Cornelio Tácito: “Quien se enfada por las críticas, reconoce que las tenía merecidas”.
Excelente crónica médico, hoy he reído bastante, ah y que quede claro que la flaca está perfecta, lo único que tiene que hacer el profe es rociarle agua bendita y prender un sahumerio, por lo demás no hay problema.
ResponderEliminarPala, "ya el medico te iba a dañar el negosio"
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