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martes, 24 de abril de 2012

Vuelta oriente, un poco tarde.

Parece que finalmente se vino con todo la temporada de lluvias, y el sombrío amanecer, espantó a gran parte de la caravana Mariela’, que en este frío domingo, se vio severamente reducida en tamaño. 

Sin embargo, 15 valientes ciclistas se presentaron en el sitio de partida para un corto recorrido que los llevó por el oriente antioqueño.  Como ocurre en cada convocatoria, la alegría y desparpajo caracterizaron los primeros kilómetros, e incluso se supo la razón para la ausencia de algunos de los más ilustres integrantes del lote Marielo’, que como Pala se encontraba enfermo, aunque se rumoró que si fuera por eso, no saldría NUNCA!; también se insistió en que la ausencia de Sancocho obedeció a los síntomas ocasionados por su gestación, a lo que el Míster solo atinó a replicar en su maltrecho español: “no me joda!”.
Entre los chismes y comentarios, pero esencialmente risas,  se adelantaron los cerca de 25 kilómetros de terreno plano, hasta llegar al pie de la primera cima que se recorrería en este primaveral día, y una vez inclinado el asfalto, un muy organizado grupo siguió la estela de Juandiego y Carlomagno, este último asombrando por su portentoso rendimiento, que no dejó dudas sobre la indiscutible patología que lo aquejó en el periplo de semana santa, y que hizo que su desempeño no fuera tan rentable.
El paso que inicialmente no fue tan fuerte, permitió que Juangui se adelantara a saludar a su antigua compañera, que montada por un UNE-EPM, rodaba en el mismo sentido del convoy Marielo’; inclusive, el Monito como era de esperarse lanzó un lastimero ataque, que sin forzar la marcha, fue neutralizado en pocos metros, dejando a este egregio miembro sin poder modular palabras, por lo que el combo rodó en silencio gran parte de el ascenso; muchos ciclistas eran recogidos por el grupo, y se esforzaban por seguir la rueda de este, pero en la medida que se ascendía, el paso era cada vez más recio, por lo que uno a uno fueron quedando rezagados, y a la altura del túnel, solamente un ciclista extranjero, se negaba a perder la rueda.
Pantani, decidió adelantarse y su osadía le salió costosa, pues un colega que estaba siendo rebasado por el primero, se enredó cayendo sobre este y arrastrándolo al suelo, afortunadamente sin consecuencias graves que lamentar; todos detuvieron por un instante sus máquinas, y al ver reincorporarse al mencionado, continuaron la marcha.
El único sobreviviente de los “invitados”, finalmente renunció al fortísimo ritmo impuesto siempre por Carlomagno y Juandiego, quedándose a falta de dos kilómetros para coronar esta cima;  entretanto, algunos Marielo’s también cedieron terreno, por lo que el grupo inicial estuvo compuesto únicamente por 8 elementos del combo.  Poco después, fueron llegando los demás, y causó gran asombro que después de algunos minutos no hubiese llegado el Animal, quien hizo su arribo junto al Monito, explicando que nuevamente sufrió un pinchazo, y que no informó al resto del grupo, para no obligar a reducir la marcha.
Una vez todos reunidos, se continuó la marcha alcanzando a Juanduque, quien rodó con un grupo alterno; este trecho prometía ser apacible, pero ante la potente aceleración del Míster en un repecho, se convirtió en un revoltoso trayecto, que gracias a ello, llevó rápidamente al lote, hasta el sitio designado para el reabastecimiento y alimentación, donde rápidamente engulleron las viandas, para continuar sin perder demasiado tiempo.
Solamente después del desayuno, el ritmo bajó considerablemente, permitiendo nuevamente una amena charla, que aseguraba la digestión adecuada; Profe y Juandiego se despidieron para acortar el recorrido por topos, pues tenían compromisos, mientras se rodaba relajadamente el gozo era pleno; pero, como no hay felicidad completa, un grupo de aproximadamente 20 ciclistas, adelantó al lote Marielo’ un poco antes de la famosa subida de truchas, en pleno llanogrande, y Chepelimón fue quien primero decidió defender el honor del grupo, acelerando en pleno ascenso, seguido de cerca por Médico, quienes en un corto trayecto, ya habían superado a todos los foráneos, y coronaron con gran ventaja los dos repechos que lo siguieron, para tener una cómoda ventaja.
Atrás, otros distinguidos colegas, también aceleraron el ritmo, y en la cima de este obstáculo montañoso, todos los Marielo’s, habían superado al grupo que osó adelantarlos.
Ya se veía el reagrupamiento, y adelante Médico distendió el paso para dar lugar a Chepelimón de alcanzarlo, pues se había rezagado un poco en el descenso, pero quien lo alcanzó primero fue el Animal, quien pasó como un rayo, haciendo que la dupla que iba en punta, se esforzara al máximo para seguir su paso; mientras atrás perseguían con ahínco Pantani y Oscarice, y el resto rodaba nuevamente a un paso parejo impuesto por Carlomagno.
El Animal intentó con todas sus fuerzas adelantarse, pero aunque Chepelimón estuvo a punto de perder la rueda, no logró desprenderse de sus dos compañeros, y al llegar a la parte más inclinada de la subida a Carrizales, sus fuerzas lo abandonaron y vio como fueron ellos quienes tomaron la delantera; poco después Chepelimón se rezagaba mientras veía pasar velozmente a Pantani, que logró incluso alcanzar al Médico y superarlo en el alto, para seguir con fortísimo paso en el corto descenso que seguía, lo que le dificultó a este último darle cacería.  Desde atrás, Oscarice también dio alcance al Animal y aceleró para tratar de alcanzar a Chepelimón, cosa que no ocurrió.
En el repecho final, que une la glorieta de palmas con el alto del mismo nombre, el Médico fue quien remató y llegó en primer lugar, seguido de Pantani; el Animal fue superado por Chepelimón y Oscarice que vino de atrás hacia adelante; el lote se vio reducido a Juangui, Cuneta y Carlomagno, mientras Masajes realizó una excelente etapa, al igual que el Míster, que fue orientado por Monito quien llegó de último, pero tan satisfecho como los demás.
La despedida se realizó con la alegría de siempre, y las baterías se encontraban renovadas al llegar cada uno a su casa, con la firme intención de en una semana reencontrarse para disfrutar de este sano esparcimiento.

2 comentarios:

  1. Simplemente tengo una racha alta de pinchazos. Ni llantas, ni rines, ni protectores... solo una racha!!!

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  2. Buenos días. El motivo de mi ausencia dominical fue que mis dos nenes estaban enfermos, y pase un anoche un poco complicada, aspiro a estar presente el próximo domingo.

    saludos

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