Comenzaba a despuntar el alba, cuando nos reunimos en el tradicional punto de la autopista y un efusivo saludo, permitió expresar la enorme emoción, que causaba tan esperado recorrido, y que a algunos incluso les quitó el sueño en esta larga noche.
En absoluto protocolarios, los abrazos y deseo de “la mejor”, exaltaron aún más los ánimos, y nos hizo rodar como flotando, en espera de un extenuante y por lo mismo heroico recorrido, que nos llevaría al magdalena medio antioqueño. Durante los primeros kilómetros, aprovechamos para interrogar a los conocedores de la ruta, sobre los accidentes geográficos de la misma, y razonábamos la forma de afrontarla.
En el ascenso hasta el alto de La Sierra, el grupo permaneció prácticamente unido, y solamente cedieron unos pocos metros Médico, Profe, Monito, Urrao, Zurriburri, Juanduque y más atrás, Rastrojo con Magnelly cerraban en tándem.
Una vez superado el primer escollo de la jornada, el grupo rodó animado por la excelente vía que atraviesa el oriente Antioqueño, a cerca de 2500 m. de altitud, y mientras devorábamos kilómetros, conversábamos sobre los grandes progresos ciclísticos de algunos integrantes como Sancocho, y sobre las posibilidades de llegar sobre la bici de personajes como el Monito, que ya nos habían acostumbrado a rodar algunos kilómetros, para hacer uso del coche acompañante para terminar las etapas largas; que equivocados estábamos todos…
Infortunadamente, el grupo asumió que Juanduque rodaba junto a Rastrojo y Magnelly mucho más atrás, y decidió continuar rodando de forma ligera a pesar de notar la ausencia de nuestro compañero, sin embargo, el Animal decidió aguardarlo al mismo tiempo que Juanda se unía al grupo a la altura de Marinilla, donde se unió también Naty en el carro.
Al iniciar el ascenso de Alto Bonito, el fuerte paso impuesto por Fastástico, Juangui, Carlomagno, Juanda, Urrao y Médico, produjeron el retraso del Monito, que hacía sospechar un abandono tempranero.
El descenso hasta el sitio de avituallamiento fue relajado, además, porque aún se apreciaban tramos húmedos por la evidente lluvia que nos precedió a estas alturas; pero al llegar al Palacio de los Frijoles, todo fue jolgorio, y como era de esperarse el Profe y Urrao, se “mandaron” tremenda cantidad de comida, que hizo que Fastástico y Chavela los imitaran para ingerir una envidiable cantidad de frijoles, arepa, carne y hasta chorizos, mientras quienes desayunaron más liviano, tuvieron la oportunidad de apreciar el final de la primera etapa del Tour de Francia, que llevó a Contador a perder algo más de un minuto con varios de los favoritos al título final.
Mientras disfrutábamos alegremente las viandas, vimos pasar un grupo que ascendía a paso parejo, y en donde reconocimos a Bedoya y Leyva, quienes prefirieron un grupo con mejores bicicletas, y menor ritmo para pedalear en esta mañana; y nos disponíamos a pagar la alimentación, cuando hicieron su aparición Magnelly y Rastrojo, quienes rápidamente degustaron sus platos, y se incorporaron como todos, con el ánimo renovado.
Lo que se suponía ser una bajada tranquila, se vio interrumpida por cortos tramos de pavimento rizado, que hicieron desgastar energías en controlar la flaca, y mantenerla sobre la vía; empero, se aprovechó para departir sobre un tema nuevo para todos: ciclismo.
Con la misma pasión que genera en la novia fea, la llegada del novio a la iglesia, discutimos sobre todos los tópicos que pueden relacionarse con nuestro deporte, y con nuestros compañeros, se comentó sobre la decisión de último momento de Pala, quien teniendo todo listo, se amilanó por un leve dolor abdominal; coincidimos que siendo este un deporte de gran esfuerzo físico, no podemos vencernos con el menor síntoma, y nuestro dilecto amigo nos demostraría dos días después, que el esfuerzo implica una verdadera convicción.
El Monito, que nos tenía acostumbrados a la “ley del menor esfuerzo”, de manera sorprendente decidió que haría la ruta completa durante todo el fin de semana, y a fe que se ganó la admiración de todos al cumplir con su promesa.
Quienes pensábamos que la jornada era fácil, pues era bajando, nos sorprendimos cuanto al pasar por río Calderas, se empinó el camino, y continuó empinándose, hasta que fuimos perdiendo la rueda de quienes subían con un fuerte paso, que como era de esperarse Fastástico, Animal, Cuneta, Urrao y sorprendentemente Sancocho, hicieron notar que se encontraban muy bien preparados, adelantándose rápidamente, mientras Carlomagno, cerca de Chavela, Juangui y Zurriburri, perseguían, y Profe, Médico, Juanduque y Monito sufrían tratando de perder el menor tiempo, y más atrás, Rastrojo y Magnelly se relajaban para terminar a su paso.
Al terminar ese prolongado ascenso, la bajada pareció muy corta, y nuevamente se empinaba la ruta, para hacer sentir las piernas como si hubiesen sufrido el ataque de un practicante de Ultimate Figther Championship, que se estuviera desquitando con estas de una golpiza previa.
Solamente la determinación, hacía girar las bielas y por momentos se sentía desfallecer, pero el aliento que salía de los vehículos acompañantes (y la vergüenza con sus ocupantes) mantuvieron a todos los héroes sobre sus flacas, logrando completar la que prometía ser la última cima del día, para después del descenso, cerca de un nuevo puente, escuchar entre sombras a los demás compañeros que habían llegado hacía ya bastante rato, mencionar nuestro nombre para detener la máquina y tomar un descanso que permitiera el reagrupamiento. Parecieron instantes, cuando se escuchó a coro: “listo, vamos…”, nuevamente el sufrimiento, y lo más increíble, más repechos de hasta 2 kilómetros que hicieron brotar lágrimas reales de nuestros ojos (los últimos) ante la pregunta sin respuesta: “que carajos hago aquí?”
Claro que como ocurre después del parto con la primípara, el solo calor de su fruto sobre el pecho, hace olvidar cualquier dolor, y el reunirnos nuevamente con todos nuestros compañeros en el hotel, para departir los detalles de tan exigente jornada, nos produjeron una sensación de plenitud tal, que sin dudarlo hubiésemos realizado la etapa de nuevo en ese momento.
Para quienes nos sentimos unos “verracos” en la habitación y antes de que pudiéramos siquiera quitarnos el uniforme para la respectiva ducha, Paila nos dejó ver que somos solo unos atrevidos, pues llegó después de haber iniciado la
mmmmmmmm veo que los guacharitos andan pedaliando duro, de donde vendrian para estar subiendo y a esa hora por ahi?........... bueno ojala la parada en diciembre de este ano no les de tan duro como la del 2009 que nunca volvieron a recuperar... jejejee.
ResponderEliminarmedico que paso que quedó cortad la crónica???
ResponderEliminarPALA