Una leve enfermedad me privó de las delicias de esta tierra, que degustaron con el mayor de los gustos mis exhaustos compañeros, y algunos parecieron excederse con la enorme cantidad de alimento que comieron, un solo par consumió tal cantidad que llenaría el estómago de miles de niños hambrientos. Sobra mencionar a los más glotones, pero, sorprendieron en esta ocasión Chavela y Fastástico, que casi acaban con el pequeño restaurante…
La noche comenzó con mejores sensaciones, un buen baño en la piscina en compañía de mi hijo, junto a Urrao y Cuneta, quienes parecían muy distraídos al parecer embelesados con alguna sirena que por la deshidratación y el síndrome de respuesta sistémica que me aquejaba, no pude apreciar… lo cierto, es que junto a los mencionados Marielo’s, nos dirigimos a buscar algo de comer y mi antojo nos llevó a degustar una deliciosa ensalada de frutas, que infortunadamente terminó unas horas más tarde en el sanitario, sin siquiera digerirse.