Un domingo que amaneció con el cielo encapotado, presagiaba una nueva frustración; sin embargo, el ánimo llevó a los 10 valerosos Marielo’s a reunirse en el Palacio, y emprender una nueva jornada de pedaleo. Más adelante, se les uniría Tabares, quien no llegó puntual. La ruta elegida: oriente, y con un gran ambiente en el grupo, se rodó muy suave, hasta las primeras rampas de la subida de la autopista, que conduce a Bogotá. Tan sólo unos kilómetros de ascenso, y sin que el paso fuera muy fuerte, Monito acusó fatiga y se rezagó definitivamente; aunque el paso del grupo comenzó a acelerarse, con el paso impuesto por Pantani y JuanDiego, los demás soportaban estoicamente. No obstante, una vez se pasó por el peaje (Km 6), Paila decidió apretar aún más, y el primer damnificado, fue el Médico, quien a pesar de sus repentinos arrebatos de fuerza, que le alcanzaron para llegar a los punteros, aún arrastrando a Libardo (un muchacho que hasta hace poco corría con la élite), quien se vió con la mano en un bolsillo del Médico; se quedaba un poco más arriba. El grupo, ya no se encontraba compacto, y solamente Cuneta, Tabares, Pantani y Libardo conservaban la ilusión de cazar a Paila, lo cual, se dió un poco más adelante.
Esto no impidió, que faltando unos pocos kilómetros, justo al atravesar el túnel, se viera a los Marielo’s, como “botón de chaleco”; y el desencadenante de la debacle, fue nada menos y nada más que el Animal, quien alcanzó a los punteros, y de inmediato los retó diciendo “ahora sí, ataquen que llegó el Animalito”, y como es tan obediente, Pantani, se lanzó, seguido por Paila, Tabáres y Cuneta, y soltando al retador, quien venía persiguiendo en los kilómetros anteriores. No contentos con sacar al Animal, se trenzaron en fiera batalla, al sobrepasar un automóvil, que a pesar de dirigirse a Guarne, estorbó el paso de los furibundos ciclistas, y a la vez, sirvió para que Tabáres, atacara a Cuneta por el lado izquierdo, tomandolo por sorpresa. Los demás, fueron llegando poco a poco, JuanDiego, Pala, Juangui, el Médico, hasta ver la aparición de Monito, que logró coger el paso de Morita, para llegar.
Un pinchazo, hizo detener la marcha unos kilómetros más adelante, hecho, que fue “aprovechado” por JuanDiego, para abandonar el grupo, se rumoró, que solamente tenía permiso, hasta las 11 a.m. Una vez superado el impase, el reagrupamiento trajo consigo algunos ciclistas foráneos, que se unieron al selecto grupo de Marielo’s e hicieron que este apurara el paso, de una manera violenta, hasta llegar, al sitio de aprovisionamiento nutricional, en la bomba del aeropuerto.
Al “despegar” nuevamente hacia Llano Grande, el Monito, al ver la mala condición física del Médico, lo desafió, y apostó una gruesa suma de dinero, a que le ganaba en la subida a Carrizales; pues, este entró en pánico, y atacó en terreno llano, con la esperanza de llegar al pie de la montaña, con una buena renta a favor, que le permitiera ganar la apuesta. No fue sino que el Médico atacara, para que como energúmenos, saltaran tras él, los más pájaros, conformando un grupo de 5 ciclistas, que empezaron el ascenso con cierta ventaja. Una vez iniciado este, los más fuertes se fueron tras la cumbre, dejando a quien promovió el ataque, subiendo penosamente, se dice, que fue rápidamente alcanzado por el segundo grupo, que sin ningún esfuerzo, lo sobrepasó velozmente, en el tiempo justo, para que les preguntara: “Y el Monito… viene cerca”, a lo que tranquilizadoramente Juangui y Pala respondieron: “Humm, como a seis minutos”.
Efectivamente, mientras en la “punta de carrera”, se apreciaba la repetición de lo sucedido en el alto de la Sierra, atrás, se veía al Monito, siendo sobrepasado, por ciclistas principiantes, de sexo femenino. Para que no quedasen dudas, respecto al rendimiento de el Médico, se fajó en un desesperado sprint con Morita, con el resultado esperado: ganó Morita.
Por el radio, se escuchó la tenue voz de el Profe, llamando para saber a qué hora pasaba el grupo, por el alto del Nano, mientras este, ya se encontraba coronando Carrizales. El comentario unánime, fue de dolor, tristeza y desasosiego, al ver la pérdida de rigor ciclístico, que ha mostrado el Profe en los últimos jornadas, pues en esta ocasión, no salió con la excusa de que el piso se encontraba húmedo, lo que no descubrió, fue que servicios generales, había madrugado a lavar el parqueadero de la urbanización donde reside.
Del Patrón, no se harán comentarios, pues, los hechos por el Monito en el sitio del desayuno, merecerán, seguramente muchas pláticas, que estaremos reportando.
El clima, fue siempre favorable, a pesar de una tenue y fugaz brizna que alcanzó al pelotón en la bajada de Palmas, pero que no desdibujó, ni siquiera un poco, una inolvidable mañana, de alegría y compañerismo, sobre el juguete más apreciado (por decir lo menos), por todos.
Muchas gracias, y no se pierdan la próxima……
Excelente crónica, como siempre. Pero aunque se insinuo, no se le dió la verdadera trascendencia a la frase (existe evidencia físca) que pronunció el Mono respecto al Capo en el desayuno.
ResponderEliminarJustamente, se espera la evidencia, para que no se sospeche, de que pueda ser un chisme, se publicará, acompañada del video.
ResponderEliminary que caiga sobre el susodicho personaje "todo el peso de la ley"
ResponderEliminar