Salida húmeda... |
El día comenzó muy temprano, todos los integrantes del
equipo Mariela’ participantes en la prueba La
Ruta Gran Fondo debían
desplazarse los cerca de 30 Km que separan a Medellín de El Retiro, municipio
del oriente del departamento que sería el punto de partida del reto ciclístico
de largo aliento que por primera vez se realizaba en Colombia.
Rumores sobre más de 1300 inscritos hacían prever que sería
complicado el camino al mencionado pueblo, por lo que 17 Marielo’s que harían parte del colosal lote
habían acordado mantenerse en grupo y de esta manera evitar el forcejeo que
pudiera formarse al inicio de la etapa, donde transcurriría por una estrecha
carretera.
La suave llovizna fue advertida poco antes de las 6:00 de la
mañana, cuando se preparaban para iniciar el calentamiento y conversaban sobre
las expectativas que generó en la comunidad ciclística esta primera prueba de
gran fondo que al estilo de las famosas realizadas en Europa, cambiaría la
visión de competencia en este rudo deporte de las bielas, en tierras cafeteras.
Grupo compacto! |
Parece que los habitantes del pequeño poblado se volcaron
fervorosos a la organización de La Ruta, a juzgar por el esmerado servicio que
brindaron a los recién llegados, tanto en la acomodación de los vehículos, como
en la señalización de rutas y distribución del trayecto que estaba por
comenzar.
El desayuno ingerido una hora antes, estando aún en el calor
del hogar, se acompañó de una dosis extra de epinefrina que las glándulas
suprarrenales lanzaron al torrente sanguíneo preparando a nuestros cuerpos para
la lucha… o tal vez para la huída?, sin vacilación todos recordaron de
inmediato a Pala, por qué?
El punto de partida ya atestado de pedalistas permitió
intimar con los colegas y saludar a un buen número de ellos que temblaban
alrededor de la mancha negra que ocupó un lugar destacado durante toda la
jornada y que no era otra que el Mariela’s leña cycling racing team en pleno
que se engalanaba con su nuevo uniforme negro/azul; el vaticinio de un retraso
en la hora de partida, según costumbres ancestrales de estas tierras, se
evidenció cuando un instructor indicó ejercicios de calentamiento antes de
permitir el inicio de la prueba, y fue ahí también cuando nos dimos cuenta que
el temblor no era solamente por la emoción contenida, era porque hacía un frío
nórdico.
La impaciencia de algunos impidió escuchar las explicaciones
o excusas que pretendían surtir desde la
Listos. |
Justo antes de que sonase el pitazo inicial el Animal arribó
al lugar, donde sus compañeros lo esperaban impacientes comentando la soberana
necedad del egregio miembro del colectivo, quien decidió improvisar una
reparación de última hora en su máquina, terminando por dañarla, poniendo en
peligro su participación en la prueba que como ninguno había preparado; esta
vez se salvó, y cuando a pocos kilómetros de El Retiro quedó tirado en la
orilla de la carretera, fue auxiliado por Leña quien para fortuna del primero,
llevaba cupo en su vehículo para el ciclista y su flaca.
Se dejó venir |
El ruido de las cadenas y el chirrido de las ruedas
levantando agua del pavimento mojado, fueron la señal inequívoca de que había
comenzado el recorrido que después de 170 kilómetros, los traería de regreso al
mismo sitio (vaya paradoja); el frío continuó siendo intenso, pero los cerebros
no podían percibirlo, la concentración era total y afortunadamente la prudencia
fue común, por lo que no se presentaron las previstas pugnas por un espacio en
la vía, haciendo que pronto se comenzara a disfrutar el recorrido, a eso
habíamos venido.
Los primeros kilómetros solamente sirvieron para desentumir
las extremidades inferiores, que después de la espera parecían palos
congelados, por lo que poco a poco se desplazaron por la angosta senda que los
conducía a La Ceja del Tambo, comandados por Monstruo, Animal y Cranky; pero
cuando se habían acomodado y empezaban a disfrutar de la ruta, un silbido
conocido señaló la rotura de la llanta trasera de Caleño, quien se apuró a
conminar al grupo a no detenerse, sabiendo que fácilmente lo alcanzaría una vez
superado el imprevisto.
Al llegar a La Ceja fueron recibidos por una emocionada
ciudadanía que con papayera* a bordo disfrutaba del paso del inmenso lote ciclístico,
se escuchaban los gritos de “ánimo!” por todos los rincones y el paso del MCLRT
generaba aún más histeria colectiva, dejando la impresión de ser el único
conjunto que participaba como tal, pues a estas alturas los demás equipos se
habían desintegrado ante las ínfulas de sus integrantes para demostrar todo su
poder.
Una vez al pie de la cuesta que había sido asignada como
premio de montaña, la bisoñada de los
Marielo’s fue evidente, pues el tapete
que sirve como lector del chip para tomar el tiempo fue visto por el Médico
como un policía (reductor de velocidad) al que trató de esquivar, siendo
desviado hacia este por un organizador; en el mismo momento, mientras la
inmensa mayoría de los participantes se detenía a orinar justo antes de pasar
la alfombra mencionada haciendo difícil lograr un lugar en la manga, Paila se
sintió muy astuto y se detuvo inmediatamente después de atravesar el sensor,
consiguiendo un perfecto lugar para desaguar, pero prolongando sustancialmente
el tiempo en la ascensión.
La Hormiga saltó del lote con agilidad y subió los siete y
medio kilómetros a tope seguido en las primeras rampas por el Médico, que
finalmente se resignó ante el fortísimo paso que llevaba el insecto; mientras
como se había acordado previamente el lote Marielo’ se mantuvo unido y ascendió
con gran agilidad comandado por Monstruo, Leña, Animal, Oscarice, Cuneta, Paila
y Urrao, unos metros más atrás Vampirín y Cranky, pocos segundos después apareció
el eterno tándem de Carlomagno y Zurriburri y finalmente Monito y Profe quienes
completaron el grupo para continuar; atrás venían Caleño y Alan, este último
por haber salido posteriormente, con la categoría de su edad.
La reprimenda para los fugados no se hizo esperar y
nuevamente se les conminó a respetar el ritmo del grupo como se había pactado
con anterioridad, mientras la Hormiga acusaba al Médico arribó el Profe y
volvieron a rodar sin detenerse en el primer punto de avituallamiento preparado
por la organización; todo parecía prometedor y el paso por La Unión fue más que
agradable por la calidez del recibimiento, pero también por la oportuna
señalización que permitió disfrutar del pavé como en las más tradicionales
rutas francesas; continuaron el camino por una vía que en lugar de asfalto, se
encuentra tapizada con concreto, volviendo más irregular el rodar de las máquinas
y haciendo temblar los manilares en nuestras manos.
Es probable que la característica de la vía, o la pertinaz e
incesante lluvia volvieron frecuentes los
pinchazos, por lo menos eso fue lo
que dijo uno de los acompañantes motorizados que se detuvo al ver al lote
Marielo’ en pleno que a orilla de la carretera esperaba mientras Cuneta y Urrao
solícitamente cambiaban el chuzado neumático trasero del Médico; la escena se
repitió solo 200 metros más adelante, por lo que tuvieron que ver desfilar a muchos
pedalistas que saludaban alegres al uniforme contingente que se enfriaba
tenazmente, uno de aquellos era Alan, quien sin afán había dado alcance al
grupo que ha acompañado en mil batallas; cuando superaron este segundo
incidente, reiniciaron la marcha, pero nuevamente, en esta oportunidad 500
metros después, el mismo neumático volvió a desinflarse, por lo que Caleño y
Paila se ofrecieron a acompañar al desilusionado varado, mientras los demás
continuaban el recorrido sin saber si los tres integrantes que dejaban podrían
alcanzarlos.
En la cuarta pinchada fueron auxiliados por Fader Ardila,
quien fungía como acompañante oficial y atentamente verificó el estado de la
llanta para evitar que volviese a perforar el neumático, una vez asegurado,
permitió que reiniciaran la marcha y acompañó a los tres durante cerca de un
kilómetro, pero tan pronto aceleró en busca de más pedalistas que requirieran
su ayuda, la rebelde rueda volvió a
desinflarse…
“El Médico acabó con la ilusión del Caleño y Paila e hizo
perder tiempo al grupo” fue la conclusión referida por el grupo reunido esa
noche alrededor de una suculenta cena que celebró la culminación de la prueba;
pero en la carretera siquiera se recordaban los tres mosqueteros que después de
reparar por quinta vez el daño en la rueda trasera del infortunado miembro,
rodaban con sentimientos encontrados con destino a Sonsón.
Entonces el grupo estaba compuesto por Carlomagno y sus doce
discípulos, sería un castigo por la blasfemia de la tardía inscripción de dos
de los mosqueteros y la no inscripción del tercero? O solamente una casualidad
que se empeñaba en no permitir que rodaran junto al prestigioso lote, pero
tampoco se encontraba el inglés, ah… pero Alan también se inscribió en otro
punto…
Esos avatares no menguaron el entusiasmo de los Marielo’s,
que continuaron el recorrido después de Mesopotamia, donde muchos de los
participantes giraron tomando el camino en sentido contrario, pues era el punto
destinado para los que harían solamente 100 km., eso indicaba que únicamente 35
kilómetros los separaban de la mitad de la prueba, por eso al pisar con sus
ruedas los cojines que permitieron la toma de tiempo en el segundo puerto
montañoso puntuable, sabían que a pesar de los vaticinios llegarían unidos al
municipio “Donde el tiempo se detuvo”.
La lluvia cesó y el ascenso fue más alegre, los pedalazos
demostraban la diversión que envolvía los
Traición de El Yerno? |
Al escuchar al Caleño mencionar la posibilidad de regresarse
una vez se toparan con los demás compañeros que ya habrían hecho el giro en la
mitad del trayecto, el Médico apuró el paso para no sentir la tentación y
cumplir con el propósito planteado al inscribirse, esta acción provocó el más extraño
hecho de la jornada, soltó de rueda no solo al Caleño, sino al mismo Paila, eso
no se había visto nunca, y no se volverá a ver sin duda; porque el abandono de
los compañeros que se habían sacrificado por él y que incluso rodaban sin
repuesto por habérselo donado, es una temeraria afrenta que tendrá
consecuencias.
Coronada la cota de más de seis kilómetros, encontraron el
único trayecto medianamente plano de la etapa, pues con un descenso
imperceptible la doble calzada que enorgullece a las gentes de este hermoso
municipio les daba la bienvenida al medio-cenit del ansiado reto, las porristas
maniobraban y la banda musical interpretaba una rítmica melodía que impregnó de
entusiasmo a la caravana; calles estrechas y banderines rojos acompañados de
vítores dieron sentido al enorme esfuerzo realizado.
La detención fue relativamente corta, aunque los deseos de
compartir con aquella gente amable, sincera y sencilla eran grandes, faltaba la
mitad del recorrido y debían continuar,
por eso una vez fueron mimados con bananos, granola, agua y bebidas
hidratantes, retomaron la ruta con la promesa de regresar pronto a tan acogedor
terruño.
Mientras iniciaban el recorrido de regreso, vieron como
atravesaba en sentido contrario para llegar a Sonsón a tres de los compañeros
que les seguían, primero advirtieron al Médico, luego a Alan y solo un poco
después a Paila, a quien no observaron y no lo harían hasta llegar a la meta
fue al Caleño, que decidió devolverse incluso antes de encontrarse con sus
camaradas y aunque señaló posteriormente que había llegado hasta la última cima
antes del pueblo, testigos anónimos indicaron que semi-inconsciente había
girado a mitad de la cuesta.
El descenso fue raudo para lo acostumbrado por el lote
Marielo’, el pavimento ya había secado y estando en perfectas condiciones, se
disfrutó la bajada como pocas veces, pero la dicha fue corta, una pequeña cota
precedió a la más temible subida del día, era el tercer premio de montaña y
después de los 107 kilómetros recorridos, las piernas no eran las mismas, por
lo que la ansiedad apareció una vez más, y el primero en ceder y rezagarse fue
el Profe, no sería el único, más adelante un fatigado Monito también lo
imitaría.
Desde atrás aprovechando el terreno de descenso, el Médico
quiso recortar terreno y se lanzó
presuroso, pero su caramañola rodó por el
pavimento cuando un desnivel hizo saltar la bicicleta, al frenar
instintivamente giró la cabeza y vio a dos colegas que le seguían a lo lejos,
por lo que como rodaba por el centro de la vía, trató de cambiarse al carril
izquierdo aprovechando que no venía ningún vehículo en sentido contrario, pero
antes de que pudiera maniobrar su manubrio escuchó un grito que se acercaba,
por lo que continuó recto y vio como pasaba muy cerca por su izquierda uno de
los ciclistas que lo escoltaba, quien a pesar de adelantarlo sin novedad, se
ofendió por el motivo para la reducción de velocidad y espetó: “va a parar por
un put… termo!” mirando hacia atrás mientras rodaba, razón por la cual al
volver la vista al frente, se encontró con una curva que le asustó hasta el
punto que al hundir la palanca de freno, la rueda trasera derrapó y al suelo
fue a dar. “Además… mató a un ciclista!” diría la Hormiga durante la cena.
Una vez recuperado el termo, sobrepasó al adolorido gruñón y
rio al verlo renegar mientras lo superaba ya en terreno de ascenso, continuó y
más adelante, después de cerca de 75 kilómetros rodando en solitario, hizo
contacto nuevamente con el grupo, pero inmediatamente se dio cuenta que al
retrasarse el Profe y el Monito el grupo completaba 12 y como un poco más
adelante llegaría Paila, eran nuevamente 13, el líder y los doce apóstoles, la
maldición…
El control del ritmo continuó durante los duros repechos que
les permitieron llegar nuevamente a La Unión, allí se detuvieron a recargar
líquido en el punto de hidratación y aprovecharon para ingerir otro banano,
continuando el recorrido hasta La Ceja, ya se sentía satisfacción y aún faltaban
unas cumbres que aunque no tan extensas si serían difíciles en las condiciones
en que después de 150 km. se encontraban sus piernas.
Aunque la banda musical ya no entonaba, muchas voces
indicaban que “ya casi”, el objetivo estaba cerca y el calor de las trece almas
que atravesaban la estancia hacía lividecer el canicular sol que desde hacía ya
mucho rato alegraba a los habitantes de estos parajes que con más de 2100
metros de altitud, agradecen al astro rey su compañía.
Las últimas cotas fueron superadas fundidos como un solo
cuerpo, únicamente el Animal quiso pajariar para no perder la costumbre y
explicó durante la cena, horas después que lo hizo para gastar un poco de
energía que lo estaba sobrecalentando; los últimos kilómetros tendían hacia
abajo, y fue el mismo
mesías (Carlomagno) quien dirigió a sus doce apóstoles a
las puertas no de Jerusalén, pero si a
las del cielo, pues la sensación de plenitud al cruzar la meta debe ser la que
se respire en aquel lugar; las felicitaciones y medallas fueron solamente un
símbolo, lo verdaderamente importante, lo que cada uno llevaba en el centro de
la psiquis, del espíritu, del alma era el gozo del deber cumplido, el deber
consigo mismo y con este grupo que demostró que su unión no es en cuerpo, sino
un sentimiento común.
Gracias a cada uno de los Marielo’s, los presentes en esta
memorable hazaña, pero también a los que por múltiples motivos no pudieron
acompañarnos; un saludo especial para Magnelly que de seguro estará en el siguiente
reto; un agradecimiento enorme a Pala, por su generosidad con el Monito, a
Bedoya por habernos procurado a Vampirín, a Sancocho que ‘donó’ a Alan… un
abrazo para todos, los presentes y los que lo estarán pronto, a los que
tardarán pero regresarán y a quienes no volverán, todos han ayudado a forjar un
grupo que es ya patrimonio del ciclismo recreativo en Antioquia.
Habrá sin duda nuevos retos, pronto llegará el tradicional
paseo de semana santa y continuará la madurez y consolidación del equipo;
esperamos poder seguir compartiendo las impresiones de cada ruta, que todos
lleguemos a casa felices después de compartir con estos amigos, cuyo pretexto
es la bici, pero que son una verdadera familia; por eso… nos vemos en la vía!
Felicitaciones por la gran hazaña y por llegar como equipo a la meta
ResponderEliminarmedico excelente su cronica felicitaciones a todos por terminar el reto de la ruta colombia todos somos una familia los que no estuvimos rodando los acompañamos de corazon, gracias a toda la familia del grupo ciclistico mariela que dios nos regale muchos años mas para rodar en nuestra bici y con tan especiales compañero y a nuestro patrocinador escuela de belleza mariela y carlos magno gracis por todas esas oportunidades de compartir.
ResponderEliminarEstupenda crónica Médico, felicitaciones!!!
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo Juan, gracias...
ResponderEliminarEduardo Campos C.